viernes, 27 de junio de 2014

Vaticano expulsa por pederasta a ex nuncio de República Dominicana - Aristegui Noticias


Vaticano expulsa por pederasta a ex nuncio de República Dominicana


Se trata del clérigo polaco Josef Wesolowski, quien fue apartado del sacerdocio, en una medida inusual contra alguien de la alta jerarquía eclesiástica.
(Foto: Tomada de Twitter)
Redacción AN
junio 27, 2014 


Los tribunales eclesiásticos del Vaticano declararon culpable de abusos sexuales contra menores al ex nuncio apostólico (embajador papal) en República Dominicana, el clérigo polaco Josef Wesolowski.

La sala de prensa de la Santa Sede informó este viernes que tras un proceso canónico la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió la condena más grave que podría aplicarse a un sacerdote: la dimisión del estado clerical, es decir, la expulsión del sacerdocio.

Ese fue el resultado del primer grado de juicio en el proceso y ahora el diplomático polaco tiene dos meses para apelar.

Si lo hace, se deberá estudiar su recurso antes que la sentencia sea considerada definitiva. De otra manera, pasados los 60 días, la sanción se convertirá en efectiva.

Pero no todo terminará ahí, porque antes de que concluya el proceso canónico, Wesolowski deberá afrontar otro juicio –por el mismo delito- en los tribunales civiles del Estado de la Ciudad del Vaticano.

El portavoz de la sede apostólica, Federico Lombardi, ante un grupo de periodistas, señaló que el procedimiento penal ante los órganos judiciales vaticanos proseguirá.

"Casos como éste no se dan muy a menudo, de hecho, nunca antes se habían dado", precisó el sacerdote jesuita.

Nunca antes en la historia del Estado pontificio un clérigo había sido enjuiciado por el mismo crimen tanto en los tribunales eclesiásticos, como en los tribunales civiles vaticanos.

El caso estalló en agosto de 2013 cuando el entonces nuncio fue convocado de imprevisto a Roma. En julio anterior, el Papa Francisco había recibido un amplio informe que contenía acusaciones de abusos contra menores y otras cuestiones.

Por eso decidió revocarle su misión diplomática, que abandonó de manera sorpresiva el pasado 21 de agosto. En esos días la televisión de República Dominicana emitió un reportaje en el que documentó las costumbres "non sanctas" del exembajador.

El escándalo rebasó las fronteras y sacudió a la Iglesia católica a nivel internacional.

El septiembre, la justicia del país centroamericano abrió una investigación. Por esos días también El Vaticano anunció el inicio de un proceso en sus tribunales de la Doctrina de la Fe.

Tras meses de espera llegó la sentencia, que cuenta con el aval del Papa Francisco, el cual ha sido informado paso a paso.

En los últimos días se desató una polémica luego que el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Víctor Masalles, denunció a través de la red social Twitter que había visto a Wesolowski pasear por las calles de la capital italiana, no obstante el proceso en su contra.

"Para mí fue una sorpresa ver a Wesolowski pasearse por la Vía della Scrofa en Roma. El silencio de la Iglesia ha herido al pueblo de Dios", señaló el clérigo en su cuenta @VictorMasalles.

El Vaticano detalló que "con referencia a algunas noticias aparecidas recientemente en los medios masivos, se precisa que -hasta ahora-, Mons. Wesolowski ha gozado de una relativa libertad de movimiento, en espera que la Congregación para la Doctrina de la Fe procediese a verificar el fundamento de las acusaciones movidas en su contra".

Añadió que "teniendo en cuenta la sentencia ahora pronunciada, serán adoptadas contra el ex nuncio todas las medidas adecuadas a la gravedad del caso".

Lombardi aseguró que en los próximos días las autoridades vaticanas establecerán precisamente a qué se refieren estas "medidas adecuadas", las cuales pueden incluir algún tipo de privación de la libertad u obligación de morada, en espera del proceso civil en la jurisdicción vaticana.

(Con información de Notimex)








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Francisco: tres maneras equivocadas de estar en la IglesiaEcclesia Digital


Posted 5 junio, 2014 by Editor in Papa Francisco

Papa Francisco: tres maneras equivocadas de estar en la Iglesia



Papa Francisco: tres maneras equivocadas de estar en la Iglesia. La Iglesia no es una casa en alquiler, con un pie dentro y el otro fuera, y tampoco se puede pertenecer buscando sus "ventajas".

La Iglesia "no es rígida", la Iglesia "es libre". Lo subrayó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa Santa Marta. El Pontífice advirtió acerca de tres tipos de personas que pretenden llamarse cristianos: los que quieren la "uniformidad", los que pretenden las "alternativas" y los que buscan las "ventajas". Para estos, observó, "la Iglesia no es su casa", sino que la toman "en alquiler".

Jesús reza por la Iglesia y pide al Padre que entre sus discípulos "no haya divisiones ni peleas". El Papa se inspiró en el Evangelio del día para detenerse precisamente sobre la unidad de la Iglesia. "Tantos – observó Francisco – dicen que están en la Iglesia", pero "están con un pie adentro" y con el otro aún afuera. Se reservan, así, la "posibilidad de estar en dos lugares, "dentro y fuera". "Para esta gente – agregó el Papa – la Iglesia no es su casa, no la sienten como propia. Para ellos es un alquiler".

Y reafirmó que hay "algunos grupos que alquilan la Iglesia, pero no la consideran su casa". El Santo Padre enumeró estos tres grupos de cristianos: en el primero – dijo – están "aquellos que quieren que todos sean iguales en la Iglesia". "Martirizando un poco la lengua italiana" – bromeó Francisco –podríamos definirlos que se "uniforman":

"La uniformidad. La rigidez. ¡Son rígidos! No tienen esa libertad que da el Espíritu Santo. Y crean confusión entre lo que Jesús predicó en el Evangelio con su doctrina, con su doctrina de igualdad. Y Jesús jamás quiso que su Iglesia fuera tan rígida. Jamás. Y éstos, por tal actitud, no entran en la Iglesia. Se dicen cristianos, se dicen católicos, pero su actitud rígida los aleja de la Iglesia".

El otro grupo – prosiguió diciendo el Papa – está hecho de aquellos que siempre tienen una idea propia, "que no quieren que sea como la de la Iglesia, tienen una alternativa". Son – dijo el Papa – los "alternativos": "Yo entro en la Iglesia, pero con esta idea, con esta ideología. Y así su pertenencia a la Iglesia es parcial. También éstos tienen un pie fuera de la Iglesia. También para éstos la Iglesia no es su casa, no es propia. En un determinado momento alquilan la Iglesia. ¡Al principio de la predicación evangélica había de éstos! Pensemos en los agnósticos, a los que el Apóstol Juan bastonea tan fuerte, ¿no? 'Somos… sí, sí… somos católicos, pero con estas ideas'. Una alternativa. No comparten ese sentir propio de la Iglesia".

Y el tercer grupo – dijo Francisco – es el de aquellos que "se dicen cristianos, pero que no entran con el corazón en la Iglesia": son los "ventajistas", aquellos que "buscan las ventajas, y van a la Iglesia, pero por ventaja personal, y terminan haciendo negocios en la Iglesia":

"Los especuladores. ¡Los conocemos bien! Pero desde el principio estaban. Pensemos en Simón el Mago, pensemos en Ananías y en Safira. Estos se aprovechaban de la iglesia para su propia ventaja. Y los hemos visto en las comunidades parroquiales o diocesanas, en las congregaciones religiosas, en algunos benefactores de la Iglesia, ¡tantos, eh! Se pavonean de ser precisamente benefactores y al final, detrás de la mesa, hacían sus negocios. Y éstos tampoco sienten a la Iglesia como madre, como propia. Y Jesús dice: '¡No! ¡La Iglesia no es rígida, una, sola: la Iglesia es libre!'".

En la Iglesia – reflexionó el Papa – "hay tantos carismas, hay una gran diversidad de personas y de dones del Espíritu". Y recordó que el Señor nos dice: "Si tu quieres entrar en la Iglesia, que sea por amor", para dar "todo tu corazón y no para hacer negocios en tu beneficio". La Iglesia – reafirmó Francisco – "no es una casa de alquiler", la Iglesia "es una casa para vivir", "como madre propia".

El Papa Francisco reconoció que esto no es fácil, porque "las tentaciones son tantas". Pero puso de manifiesto que quien hace la unidad en la Iglesia, "la unidad en la diversidad, en la libertad, en la generosidad es sólo el Espíritu Santo", porque "ésta es su tarea". El Espíritu Santo – añadió – "hace la armonía en la Iglesia. La unidad en la Iglesia es armonía". Y observó que todos "somos diversos, no somos iguales, gracias a Dios", de lo contrario "¡sería un infierno!". Y "todos estamos llamados a la docilidad al Espíritu Santo". Precisamente esta docilidad – dijo el Pontífice – es "la virtud que nos salvará de ser rígidos, de ser 'alternativos' y de ser 'especuladores' en la Iglesia: la docilidad al Espíritu Santo". Y es precisamente "esta docilidad la que transforma a la Iglesia de una casa en alquiler en una casa propia".

"Que el Señor – dijo el Papa al concluir – nos envíe al Espíritu Santo y que cree esta armonía en nuestras comunidades, comunidades parroquiales, diocesanas, comunidades de los movimientos. Que sea el Espíritu el que haga esta armonía, porque como decía un Padre de la Iglesia: El Espíritu, Él mismo, es la armonía".

(María Fernanda Bernasconi – RV).




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lunes, 16 de junio de 2014

Encuentro del Papa Francisco con los presidentes israelí y palestino | NOTICIAS DE ALCANCE

Recogemos en noticias de alcance el reportaje de Irene Hdez. Velasco sobre el encuentro del Papa con los presidentes israelí y palestino. Hay que reconocer que Francisco una vez más acierta de plano.



Les pide, durante la oración por la paz celebrada en el Vaticano,
que «tomen el camino del diálogo»
«Señor, ayúdanos tú. Danos la valentía para decir: ¡Nunca más la guerra!».

En 66 años que dura el conflicto entre palestinos e israelíes ha habido numerosos intentos de pacificación. Pero todas las negociaciones siempre han dejado de lado la religión, uno de los factores fundamentales del problema. Francisco ahora ha decidido explorar ese camino. La prueba es la «invocación por la paz» que ayer celebró en los jardines vaticanos, una iniciativa en la que también participó el patriarca ecuménico Bartolomeo I y que arrancó con esta declaración de intenciones: «Estamos en este lugar, israelíes y palestinos, judíos, cristianos y musulmanes, para ofrecer nuestra oración por la paz, por Tierra Santa y por todos sus habitantes».

Ya antes, y en un buen ejemplo del clima que se pretendía crear con este experimento impulsado por Francisco durante su reciente viaje a Tierra Santa, Simon Peres y Abu Mazen se saludaron con abrazos y besos al encontrarse en Santa Marta, la residencia donde vive el Papa y donde tuvieron un encuentro privado con él.

Pero el Pontífice no es ningún ingenuo. Con la iniciativa de ayer, a lo que aspira es a crear una atmósfera distinta entre las partes en conflicto que pueda allanar el camino hacia la paz. Al fin y al cabo, Peres concluye en breve su mandato como presidente israelí y es evidente que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, tiene una visión bastante distinta de la suya, por lo que las razones para el escepticismo son muchas.

El calor ayer en Roma era sofocante. Pero cuando comenzó la oración conjunta, a las 19.00 horas, la temperatura era agradable. Y más en los jardines vaticanos, entre el frescor de los árboles y el olor a hierba. Un rabino comenzó las oraciones judías por la paz, que fueron seguidas de los rezos católicos y que concluyeron con las plegarias musulmanas, entre el silencio más absoluto y el recogimiento de los presentes. Cada invocación duró aproximadamente unos 20 minutos. El Papa, Peres y Abu Mazen siguieron las oraciones con gesto circunspecto.

Concluidos los rezos, Francisco tomó la palabra. «Gracias desde el fondo de mi corazón por haber aceptado mi invitación a venir aquí para implorar a Dios, juntos, el don de la paz. Espero que este encuentro sea el comienzo de un camino nuevo en busca de lo que une para superar lo que divide», empezó diciendo el Pontífice en italiano, para a continuación recordar que el encuentro de ayer respondía al «deseo ardiente» de cuantos anhelan la paz y sueñan con un mundo donde hombres y mujeres «puedan vivir como hermanos y no como adversarios o enemigos».

El de Francisco fue un discurso potente, claro y repleto de fuerza, en el que destacó que tan importante es cuidar del legado que se recibe de los antepasados como pensar en el mundo que dejamos a nuestros hijos. «Hijos que están cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz; hijos que nos piden derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo y de la paz para que triunfen el amor y la amistad», subrayó.

El Pontífice señaló que son muchas, demasiadas, las víctimas inocentes de la guerra y de la violencia. «Es deber nuestro lograr que su sacrificio no sea en vano. Que su memoria nos infunda el valor de la paz y la fuerza de perseverar en el diálogo». Y sentenció: «Para conseguir la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra».

Francisco también explicó el motivo de su invocación a la paz: «La Historia nos enseña que nuestras fuerzas por sí solas no son suficientes. Más de una vez hemos estado cerca de la paz, pero el maligno, por diversos medios, ha conseguido impedirla. Por eso, estamos aquí, porque sabemos y creemos que necesitamos la ayuda de Dios».

Y a Dios dirigió a partir de ese momento sus súplicas... «Señor, Dios de paz. Hemos intentado muchas veces y durante muchos años resolver nuestros conflictos con nuestras fuerzas, y también con nuestras armas; tantos momentos de hostilidad y de oscuridad; tanta sangre derramada; tantas vidas destrozadas; tantas esperanzas abatidas... Pero nuestros esfuerzos han sido en vano. Ahora, Señor, ayúdanos tú. Danos tú la paz, enséñanos tú la paz, guíanos tú hacia la paz. Abre nuestros ojos y nuestros corazones, y danos la valentía para decir: '¡Nunca más la guerra!'».

Fue la suya una oración muy emotiva, en la que pidió a Dios que destierre del corazón de todo hombre las palabras división, odio, guerra y las sustituya para siempre por la palabra hermano. «Shalom, paz, salam. Amén».

A continuación fue Peres el que hablo, en lengua hebrea. «Debemos poner fin a estas lágrimas, a la violencia, al conflicto. Todos necesitamos la paz. Paz entre iguales», dijo, revelando su receta particular para lograrla: estar dispuesto a concesiones. «La paz no se consigue fácilmente. Debemos trabajar con todas nuestras fuerzas para conseguirla. Para conseguirla pronto. Incluso si requiere sacrificios o compromisos».

También Abu Mazen habló de paz, en árabe, e incidió, sobre todo, en la situación palestina. «Oh, señor, en nombre de mi pueblo, del pueblo palestino que está ansioso de paz, de una vida digna y de libertad, te pido, oh señor, que hagas próspero y prometedor nuestro futuro en un Estado libre, soberano e independiente».

Irene Hdez. Velasco
El Mundo

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