martes, 29 de noviembre de 2016

Muere Fidel Castro, ¿el político más astuto del siglo XX? - BBC Mundo



Muere Fidel Castro, ¿el político más astuto del siglo XX?

Jon Lee Anderson
Especial para BBC Mundo
26 noviembre 2016
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Image copyright AFP

El reconocido periodista Jon Lee Anderson, quien está trabajando en una exhaustiva biografía de Fidel Castro, elaboró para BBC Mundo este retrato de líder de la revolución cubana. Castro murió a las 22:30 de este viernes hora local (03:30 GMT).

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El fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez escribió que en una ocasión vio a Fidel Castro, gran amante de los helados, comerse no menos de 28 bolas en una sola sentada.

Probablemente se trataba de una historia apócrifa, pero en su exageración García Márquez dijo una verdad fundamental sobre el comportamiento legendario de Castro, que alimentaba el estatus cuasi mitológico del que gozó durante gran parte de su vida adulta.

Después de que su Ejército Rebelde derrocara al dictador Fulgencio Batista en 1959, Castro no perdió tiempo en hacer sentir su presencia más allá de los confines de su isla natal. Su principal estrategia fue desafiar de manera abierta, con palabras y hechos, la hegemonía de Estados Unidos en América Latina.

Esa postura lo convirtió rápidamente en una figura clave de la Guerra Fría, ganándole legiones de fervientes seguidores y jurados enemigos y garantizándole un lugar protagónico en el escenario internacional, algo que aprovechó a fondo durante el siguiente medio siglo.

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Image caption Fidel Castro era el cuentista por antonomasia, el más astuto de todos, dice Lee Anderson.

En 2008, cuando debido a su delicado estado de salud se retiró oficialmente de su puesto como jefe máximo de Cuba, Fidel Castro era el dirigente de la era moderna que más tiempo había estado en el poder: 49 años.

Desde Bahía Cochinos y la Crisis de los Misiles, hasta las intervenciones militares cubanas en Etiopía y Angola, en este período había logrado hacer de su isla una superpotencia en el imaginario mundial.

En casi cinco décadas, había visto ir y venir a diez presidentes estadounidenses, desde Dwight Eisenhower a George W. Bush, y sobrevivido a la una vez aparentemente invencible Unión Soviética, que fue su patrocinador más duradero.

Los autos de La Habana

Aunque con cierta reticencia, dentro de Cuba incluso sus adversarios solían mostrar admiración por el hombre que gobernó sus vidas por tantos años.

Así anunció el presidente de Cuba, Raúl Castro, la muerte de su hermano Fidel

No importaba cuánto lo odiaran, la mayoría reconocía en él al prototipo del cubano, a un hombre que poseía cantidades superlativas de cualidades que admiraban.

La "cubanía", como la mayoría de los nacionalismos, es un saco en el que caben muchos conceptos, pero en esencia tiene que ver con ser ingenioso, astuto y valiente, cualidades de las que Castro era un ejemplo viviente.

En un país donde "vivir del cuento" es una máxima, Fidel Castro era el cuentista por antonomasia, el más astuto de todos.

Durante los años en que gobernó, los cubanos convirtieron en un pasatiempo nacional el intercambiar historias sobre sus astutas proezas.

A mediados de los 90, un amigo me señaló los automóviles Fiat de la década del 70 que aún circulaban por las calles de La Habana.

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Image caption Fidel Castro murió a la edad de 90 años.

Dándose palmadas de gozo en las rodillas, me contó cómo miles de esos vehículos, recién fabricados en Argentina, habían sido enviados a Cuba a cambio de un pagaré firmado por Castro.

"¿Te imaginas?", me preguntaba mientras reía al borde de las lágrimas. "¡Le tomaron la palabra!".

Por supuesto, los autos nunca fueron pagados, pero gracias a Fidel miles de cubanos disfrutaron de ellos durante años.

"Centenares" de Barbudos

Ya antes de tomar el poder, Castro había dado muestras de su ingenio: a principios de 1957, el periodista de The New York Times Herbert Matthews fue a visitarlo a él y a sus hombres a la Sierra Maestra.

Habían pasado apenas dos meses del desastroso desembarco del yate Granma en las playas del este de Cuba y la emboscada que costó la vida a más de 50 de los 82 guerrilleros del grupo original que lo seguía.

En ese momento Fidel sólo contaba con 17 combatientes, incluido él mismo.

Los momentos que marcaron los 49 años en el poder de Fidel Castro

Su cacareado Ejército Rebelde estaba en un estado desastroso y él sabía que era vital dar una apariencia de fuerza y confianza.

Durante la entrevista con Matthews hizo declaraciones grandilocuentes sobre el poder de su ejército y es leyenda que ordenó marchar varias veces a sus hombres frente al reportero para crear la ilusión de que eran mucho más "barbudos" de los que en realidad había.

Funcionó. Matthews escribió una entusiasta descripción de Fidel y sus "centenares" de seguidores.

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Image caption Los autos de "colección" por las calles de La Habana se volvieron algo corriente. Entre ellos, algunos comprados en los 70 a una fábrica en Argentina a cambio de un pagaré... que nunca se pagó. "¿Te imaginas? Le tomaron la palabra (a Fidel)", le dijo un amigo al autor.

Sobre sus planes futuros para Cuba, el periodista señaló: "Tiene ideas muy firmes sobre libertad, democracia, justicia social, la necesidad de restaurar la Constitución y realizar elecciones".

Tiempo después Castro reconocería públicamente que había engañado a Matthews de forma intencional, pero se justificó argumentando que lo hizo por un bien superior.

¿Humanista o marxista?

En abril de 1959, durante su primera visita a Estados Unidos como líder de Cuba, Castro continuó simulando moderación política, afirmando ante la prensa que su revolución era "humanista".

"Nuestra revolución es humanista porque humaniza al hombre", aseveró.

No eran más que sofismas. De hecho, Castro ya tenía una cohorte de camaradas marxistas -entre ellos su amigo argentino Ernesto Che Guevara- diseñando planes para un gobierno radical de izquierda que pronto reemplazaría al tibio régimen liberal que había instalado luego de tomar el poder.

Dos años después, en abril de 1961, en medio de una creciente tensión con Washington, Castro declararía que su revolución tendría desde entonces un "carácter socialista".

La astucia y el engaño, como Maquiavelo famosamente escribió, son esenciales para el ejercicio del poder y quizás en Castro, más que en cualquier otro gobernante de su tiempo, esos rasgos eran como una marca registrada.

Tiros por la culata

Cuando Fidel enviaba a sus cuadros guerrilleros a misiones en el extranjero, se les daban identidades falsas y autobiografías a las que llamaban "leyendas", las cuales debían memorizar.

Usualmente las estratagemas funcionaban a su favor, pero hubo veces en que el tiro le salió por la culata.

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Image caption Miles de cubanos acudían a escucharlo espontáneamente en los años 60. Hacia el final de su vida había mermado notablemente el entusiasmo.

Durante los furtivos preparativos para la guerra de guerrillas que el Che llevaría a cabo en Bolivia, Castro le mintió a Mario Monje -el escéptico líder del Partido Comunista boliviano- sobre la verdadera naturaleza de la misión Guevara en su país.

El líder cubano le aseguró que el Che sólo necesitaba un paso seguro a través de Bolivia para empezar un levantamiento en la vecina Argentina.

Monje percibió el engaño y se molestó profundamente, tanto que cuando el grupo liderado por el Che llegó a Bolivia, le retiró el apoyo de su partido, lo que tuvo consecuencias desastrosas.

Sin embargo, el mayor fracaso de las artimañas de Castro fue, sin duda, la revelación de su acuerdo secreto para instalar misiles nucleares soviéticos en Cuba, que en octubre de 1962 condujo a la Crisis de los Misiles que tuvo a Estados Unidos y la Unión Soviética al borde de una guerra nuclear.

El hechizo soviético y la aventura africana

Ni siquiera los soviéticos se salvaron del "cubaneo" de Castro (otro modismo que significa, básicamente, hechizar a un extranjero con palabras seductoras y sex-appeal para convencerlo de hacer lo que uno quiera).

En 1964, convenció al Kremlin de financiar su régimen pagando por el azúcar de la isla precios muy superiores a los del mercado, un arreglo preferencial que ningún otro satélite soviético consiguió, y que se mantuvo por dos décadas y media.

Un tiempo después, Castro también empujó a los dubitativos soviéticos a apoyar -y en última instancia pagar- sus aventuras militares en Angola en los años 70.

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Image caption El envío del Che Guevara (en la foto, segundo de izquierda a derecha) a Bolivia fue uno de esos tiros que le salieron por la culata a Fidel.

Esa misión, que eventualmente involucró a 35 mil soldados cubanos, fue el resultado de una decisión unilateral de Castro de jugar un papel más destacado en el tablero del ajedrez geopolítico, enviando a soldados de la isla a luchar junto a la guerrilla marxista angoleña que, tras el retiro de los portugueses en 1975, se disputaba el poder con grupos respaldados por la CIA y Sudáfrica.

Más adelante, mientras la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética se hacía sentir en conflictos entre terceros, los cubanos siguieron peleando a nombre del régimen marxista angoleño y en 1987-1988 se enfrentaron en grandes batallas con las tropas sudafricanas desplegadas en Angola, lo que finalizó con el retiro de Pretoria.

Posteriormente, Castro se jactó de que ese fue el comienzo del fin del régimen de apartheid sudafricano.

Nelson Mandela parecía estar de acuerdo. En 1991, poco después de salir de prisión, voló a La Habana para agradecer personalmente a Castro por lo que describió como el apoyo crucial de Cuba en la liberación de los sudafricanos del apartheid.

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Image caption Castro convenció a los soviéticos de pagar precios muy superiores a los del mercado por el azúcar cubano. Y de muchas otras cosas.

Angola bien puede haber sido el momento más brillante de Castro como estratega: según se supo después, había dirigido personalmente desde un búnker en Cuba la mayoría de las principales batallas en el lejano país africano.

La historia de los "Marielitos"

De todos los "cubaneos" de Fidel, el éxodo del Mariel, en 1980, fue uno de los más épicos.

Empezó cuando un pequeño grupo de disidentes ingresó de manera violenta a la embajada de Perú en La Habana y pidió asilo político y se salió de control cuando miles cubanos desesperados por dejar el país siguieron sus pasos.

Tras un embarazoso tira y afloja, Castro superó la crisis dando permiso para que todo el que quisiera irse de Cuba lo hiciera.

Mientras decenas de botes navegaban desde Miami hacia Mariel, el lugar designado para recoger a los emigrantes, Fidel ordenó sacar a cientos de presos de las cárceles cubanas y llevarlos en buses al puerto, donde fueron obligados a abordar las embarcaciones que llegaron y abandonar el país.

Se calcula que más de cien mil cubanos dejaron la isla en busca de una nueva vida en Estados Unidos, entre ellos un número no determinado de los criminales más violentos y perturbados de Cuba.

A las autoridades estadounidenses les tomó un tiempo darse cuenta de lo que Castro había hecho y para entonces ya era demasiado tarde.

Dondequiera que los exconvictos "Marielitos" se establecían en Estados Unidos, los índices de criminalidad se disparaban. Tony Montana, el personaje sociópata de la película Cara Cortada (Scarface, 1983), representa precisamente a un Marielito.

Una vez más, Fidel había engañado a sus enemigos a través de una jugada maestra.

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Image caption Más de 100.000 cubanos salieron de la isla con destino a Miami durante el "éxodo de Mariel". Entre ellos, cientos de presos que Fidel ordenó dejar libres e hizo embarcar camino de La Florida.

El objetivo final

El enorme ego de Castro, claro está, no siempre lo favoreció a él ni tampoco a sus compatriotas, pero será la historia la que juzgue el peso de su legado.

Tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, su orgullo lo llevó a bregar solo con su propia versión del socialismo, forzando a los cubanos a soportar años de penurias.

Al final, Castro se vio forzado a aceptar ciertas inversiones foráneas, permitir algunas empresas capitalistas y promover el turismo extranjero para atraer divisas a la isla.

Si mantener su régimen en el poder era su objetivo final, lo consiguió.

Pero si -como argumentaba- era preservar las "conquistas del socialismo", como la salud, la educación y la asistencia social estatales, entonces sus logros son más debatibles.

Esos pilares del sistema cubano se deterioraron de sobremanera a lo largo de los años, mientras que el influjo de turistas y sus dólares introdujeron nuevas tensiones sociales y desigualdades económicas.

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Image caption Los cubanos tuvieron que soportar años de penurias tras el colapso de la Unión Soviética.

El factor Chávez

En su década final en el poder, Castro se las arregló para revivir la suerte de Cuba gracias a su habilidad para hechizar a un nuevo patrocinador: el presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías.

Desde el momento en que llegó al poder en 1999 hasta su muerte por cáncer en 2013, Chávez se convirtió en el más leal amigo de Castro y en el mayor benefactor de la isla, abasteciéndola con el equivalente a miles de millones de dólares en petróleo subsidiado a cambio del envío regular de médicos y maestros cubanos a Venezuela.

La generosidad de Chávez le permitió a Fidel Castro perpetuar la idea de que Cuba seguía siendo un Estado revolucionario y verdaderamente socialista. Y en la medida en que no había libertad política para decir o hacer lo contrario, en cierto sentido lo era.

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Image caption Fidel jugó beisbol con Chávez en más de una ocasión. Se convirtieron en amigos leales.

Sin esperanzas

En sus años finales, los jóvenes de la isla veían mayormente con cinismo y desconfianza la revolución del viejo dirigente.

Habían crecido durante los 90, en los penosos y moralmente contradictorios años de la era post soviética conocidos como el Período Especial.

Fue una época en que la retórica política de Fidel parecía pueril y la frustración aumentaba a medida que los jóvenes crecían y se enfrentaban a la realidad de no encontrar trabajo ni los medios para mantener vivas sus esperanzas de un futuro mejor.

Muchos profesionales con buen nivel educativo sólo soñaban con abandonar Cuba, y muchos lo consiguieron, para terminar trabajando como botones, prostitutas o rebuscándose la vida en las calles de distintas ciudades del mundo.

Otros muchos, sin embargo, careciendo de los recursos o las conexiones necesarias, no pudieron dejar la isla y simplemente languidecieron en ella.

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Image caption En el Período Especial, muchos profesionales consiguieron abandonar Cuba para terminar trabajando coo botones, prostitutas o rebúscandose la vida en las calles de distintas ciudades del mundo.

La batalla final

En la primera década del nuevo siglo, financiado por el petróleo de Chávez, Fidel libró su batalla final para salvar el corazón y alma de su demacrada revolución.

Con su "batalla de ideas" intentó en vano revigorizar entre los jóvenes el ideario socialista que había alimentado su régimen por tantos años.

Pero ya estaba viejo y, exceptuando la ayuda de Venezuela, la economía cubana estaba realmente estancada y la juventud ya no le creía.

En una exposición de arte en La Habana en 2006, una instalación que parecía decirlo todo mostraba el rostro de Fidel encima de un tocadiscos que reproducía uno de sus viejos discursos y un cartel que decía: "Sólo háblame de pelota (béisbol)".

Por la misma época, miles de jóvenes fueron llevados por las autoridades escolares a una aparición pública de Castro en el estadio deportivo de la capital cubana.

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Image caption La "batalla de las ideas" de principios de este siglo intentó revigorizar los valores del socialismo entre los jóvenes, pero ellos ya no le creían.

Cuando llevaba más de una hora hablando, los jóvenes empezaron a moverse incómodos y a conversar abiertamente entre ellos.

El nivel del ruido creció hasta niveles embarazosos, pero los burócratas que lo rodeaban parecían de piedra, como si nada ocurriera. El propio Castro seguía inmutable.

Salvavidas

Pocos meses después, durante un viaje con su protegido Hugo Chávez, cayó gravemente enfermo y entregó las riendas del poder diario a su hermano menor, Raúl.

Al principio nada cambió mucho. Pero en 2008, luego de sucederlo formalmente, Raúl empezó a deshacerse de lo que todavía quedaba del "Estado socialista" de su hermano.

Las nuevas medidas incluyeron el fin de los alimentos subsidiados, el despido masivo de funcionarios públicos y la autorización para que los cubanos viajaran sin tanto trámite y pudieran empezar sus propios negocios, así como comprar y vender bienes, incluidos vehículos y viviendas.

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Image caption Raúl Castro comenzó a deshacerse de lo que quedaba del Estado socialista de su hermano.

En La Habana se veían vallas publicitarias, como en los tiempos de Fidel, asegurando que "Los Cambios" -como se denominaron las nuevas medidas- eran para garantizar "MÁS Socialismo". Pero nadie lo creía.

Raúl no tenía la estatura mitológica de Fidel ni sus pretensiones idealistas, así que todos entendían que lo que trataba de hacer era crear un bote salvavidas para el zozobrante galeón de su hermano.

Nada igual

Con los cambios de Raúl llegaron bienvenidas mejoras materiales para muchos cubanos, pero también nuevas y duras realidades y con ellas la palpable reducción de la ambición nacional.

Por medio siglo, la habilidad de Fidel para dar zancadas en el escenario mundial lo hicieron parecer por momentos un semidiós.

Y durante esos años, fuera que lo amaran o lo despreciaran, la mayoría de los cubanos había compartido la sensación de que ellos también eran especiales.

Ahora que no está, Cuba parece empequeñecerse, convertirse en un estado post-socialista más, plagado de problemas mundanos y contradicciones, aunque imbuido en una pátina de exotismo, y hasta de cierto romanticismo histórico por el país que fue bajo la égida de Fidel.

Sin él, nada en Cuba volverá a ser igual.

Derechos Reservados, Jon Lee Anderson. Jon Lee Anderson es autor de "Che Guevara: A Revolutionary Life" (Bantam Books).


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Salinas-AMLO / Petróleo / Inseguridad crónica / Cuba-Calderón | La Jornada: Dinero


La Jornada

Dinero

Ni te veo ni te oigo, dice Salinas a AMLO

El otro impuesto que pagan las empresas

#LadyGastalona

Enrique Galván Ochoa
Martes 29 de noviembre de 2016

No es la primera vez que el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, reta a debatir al ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Entrevistado durante una gira por Michoacán, recientemente AMLO insistió: a mí me gustaría debatir con el jefe de la mafia del poder, que es Carlos Salinas de Gortari. Dice que hacerlo con otros, como Enrique Ochoa Reza, el presidente del PRI, no tiene caso. ¿Qué dijo CSG al respecto? Yo soy un ex presidente dedicado a mis actividades particulares; ahorita estoy en Cuba, permanezco fuera de México mucho tiempo en actividades académicas y profesionales. Como dijera cuando todavía era presidente: ni los veo ni los oigo.

El petróleo que fue nuestro

Inexorablemente, el pacto que firmaron PRI, PRD y PAN va materializándose en la entrega de la riqueza petrolera a empresas privadas. Cuando termine su segundo periodo por cinco años más, el presidente de la Comisión Nacional de Hidrocarburos, Juan Carlos Zepeda, podrá decir a sus jefes que cumplió su cometido. Ocho empresas en solitario y siete consorcios participarán del proceso en el que se licitarán 10 contratos de licencia para exploración y extracción de hidrocarburos, y en el que además Pemex buscará un socio que lo ayude a desarrollar las reservas de Trión. Las compañías que se presentaron individualmente son: BHP Billiton Petróleo Operaciones de México, BP Exploration México, China Offshore OilCorporation E&P México, Statoil E&P México, ExxonMobil Exploración y Producción México, PC Carigali México Operations, Pemex Exploración y Producción, y Total E&P México.

Inseguridad crónica

Se estima que 35.5 por ciento de los negocios del país (empresas grandes, medianas, micros, changarros) fueron víctimas de algún delito durante 2015, de acuerdo con los resultados más recientes de la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas 2016 (ENVE), dados a conocer por el Inegi. Los delitos con mayor incidencia continúan siendo el asalto y el robo de mercancías, dinero, insumos o bienes; presentaron un incremento de 28.7 por ciento respecto a 2013 (ver gráfica). Los datos de la ENVE muestran que a escala nacional, 57.4 por ciento de los negocios consideran a la inseguridad y la delincuencia como el problema que más los afecta, seguido del bajo poder adquisitivo de la población con 39.2 por ciento, y la falta de apoyos del gobierno con 33.5 por ciento. Nótese que son los delitos denunciados; la mayor parte no llega al Ministerio Público. Falta por hacer un cálculo sobre las pérdidas. La extorsión con frecuencia obliga a cerrar los negocios, cuando pagarla está fuera del alcance de los dueños. En la práctica, la inseguridad es otro impuesto que pagan… y cada día mayor.

#LadyGastalona

Tehuacán, el segundo municipio más poblado de Puebla, ha iniciado un procedimiento de determinación de responsabilidades por las irregularidades detectadas a las cuentas públicas de su presidenta municipal, la priísta Ernestina Fernández Méndez. Diputados locales votaron en favor del proceso contra la alcaldesa, quien hizo lo que otros, entró en pánico y tramitó amparo para evitar destitución y cárcel; ella dice que su temor fundado se debe a que no fue notificada debidamente y se le niega el derecho de audiencia. Se habla de gastos excesivos en conciertos, fiestas y renta de inmobiliario.

Ombudsman Social

Asunto: Cuba y Calderón

En torno a lo dicho por Felipe Calderón, con motivo del fallecimiento del comandante en jefe de la revolución, de veras, no tiene... el michoacano. Dice que desde su nacimiento, sólo vio dictadura. Le pregunto al esposo de la señora Margarita: ¿aprobar el Fobaproa no es peor que la dictadura? Pretender que su mujer sea presidenta, ¿no es dictadura? Como presidente ilegítimo de 2006 a 2012, ya que no ganó la elección, ¿no es peor que la dictadura? Lanzar al Ejército y la Marina a las calles de México, para matar a cientos de miles de mexicanos, como diría Wolfgang Pauli, ni siquiera es dictadura, es algo peor. Habrá que recomendarle a Calderón que siga haciendo lo que sabe hacer muy bien, yo se lo apruebo y celebro, tomar sus tequilas. Pero no más daño a México.



Dr. Rubén Mares Gallardo

R: Ya pidió su Cuba libre

Twitteratti

Ahí viene diciembre y yo espero las declaraciones que van a cimbrar a México que prometió @YoconYunes. A ver si no cimbra de decepciones.

El Candigato Morris @Oficialmorris

Leí Carlos Salinas de Gortari y en seguida sentí que le faltaban tres ceros a mi moneda de 10 pesitos.

Daniel Fermán @fermanHD

Mientras más años cumplo, más sensual me parece que las tarjetas de crédito estén pagadas a tiempo y en su totalidad.

Maceta @mlocadelamaceta

Twitter: @galvanochoa

FaceBook: galvanochoa

galvanochoa@gmail.com • Foro: http://elforomexico.com/encuestas/



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lunes, 28 de noviembre de 2016

Pedro Ribeiro de Oliveira: 'Francisco está dando a las bases la idea de que otro catolicismo es posible'


Pedro Ribeiro de Oliveira: "Francisco está dando a las bases la idea de que otro catolicismo es posible"

"Después de Francisco no será posible un Papa al estilo de Juan Pablo II, centralizador"

Luis Miguel Modino, 27 de noviembre de 2016 a las 22:38

Francisco está creando en las bases de la Iglesia una sensación de alegría de ser católico, pues en los otros pontificados se asumía el ser católico casi con tristeza
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Vaticano II

(Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil).- Pedro Ribeiro de Oliveira es una de las voces más autorizadas dentro de la sociología brasileña, especialmente cuando ésta se circunscribe a la dimensión socio-religiosa del ser humano. Autor de innumerables estudios en este campo, su capacidad analítica de la realidad le lleva a tener una postura respetada en los ambientes académicos.

En esta entrevista, el sociólogo brasileño, que forma parte de la Coordinación Nacional del Movimiento Fe y Política y es Asesor Continental de las Comunidades Eclesiales de Base, hace un análisis de la realidad latinoamericana y brasileña, mostrando como entiende la actual situación política por la que pasa el gigante sudamericano, a partir del concepto de espiritualidad política. Al mismo tiempo, aborda la dimensión socio-política de la fe, su papel en la Iglesia actual y como el Papa Francisco está influyendo en un nuevo modo de entender el catolicismo.

El Vaticano II y sobretodo el Documento de Medellín llevaron a la Iglesia Latinoamericana a hacer opción por los pobres, a ser voz de los excluidos, de aquellos a quienes Galeano llama "los nadies". ¿Se ha perdido esa dimensión de Iglesia comprometida en América Latina?

Pienso que no podemos decir que se perdió, sino que ese grupo, que nunca fue grande, que siempre fue minoría, ese grupo comprometido con los olvidados tuvo, por varias razones históricas, la hegemonía, pero la perdió. Cuando hablo de hegemonía no digo que tuviesen mayoría, pues nunca fue mayoritario, pero tenían su voz, se hacían oír, y hoy su voz voz fue apagada.

También hubo una disminución del número, de la fuerza, principalmente una pérdida de hegemonía debido al contexto histórico y eclesiástico. No se puede olvidar el proceso de restauración de la identidad de Juan Pablo II y Ratzinger, retornar a una identidad católica anterior al Vaticano II. Se quería que el Vaticano II y Medellín sirviesen apenas para dar una actualización a la misma identidad católica de antes, y eso hizo que esa postura más innovadora, de ese sector de la Iglesia, perdiese su capacidad de repercutir en el conjunto de la Iglesia.

¿Podríamos decir que en aquella época existía una espiritualidad política en la Iglesia Latinoamericana?

Creo que estaba tal vez naciendo y que hoy esa espiritualidad política esté más elaborada que en aquella época. Lo que yo llamo espiritualidad política es una expresión que encontré en un teólogo guatemalteco nacido en España, como él mismo se define, Juan Hernández Pico. Él tiene un libro muy bueno sobre fe y política y hay un capítulo en el que habla de la espiritualidad política, una espiritualidad que nació aquí y con la que fuimos aprendiendo a celebrar y alimentar nuestras luchas con el cristianismo.

La Teología de la Liberación es la justificación intelectual, racional, para esa posición, pero fuimos aprendiendo a celebrar, a alimentar esas luchas. Pienso que hoy, tal vez, sabemos celebrar mejor las luchas que en los años clásicos de la Teología de la Liberación, los años ochenta, setenta.

En aquella época, pensando por ejemplo en las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base), se hacían bonitas celebraciones, sin duda, pero tal vez fuese todavía en el esquema de fe y política, como si la fe fuese una cosa y la política otra y ambas se juntan. La espiritualidad política tiene la ventaja de que la política sea una dimensión práctica de la fe.

¿Cómo traer esa espiritualidad política para la vida de la Iglesia, de las comunidades, para el día a día?

Ese es el gran desafío, porque esa espiritualidad presupone la oración, la liturgia, sea oración personal, sea oración en comunidad, y por tanto liturgia.

En el campo de la oración personal no es muy difícil. El Oficio Divino de las Comunidades tiene mucha abertura para esa espiritualidad política. Cuando se reza ese Oficio Divino, aunque sea individualmente, que es algo que hago con frecuencia, nos lleva a vivir nuestra lucha política como una lucha por nuestra fe. Pero cuando se hace la celebración en grupo, aunque sea en pequeños grupos, en comunidades eclesiales de base más avanzadas y maduras en la caminada, tienen dificultad. Muchas veces las celebraciones se transforman en escenificaciones. 

El Movimiento Sin Tierra (MST) usa mucho la expresión mística. Cuando van a comenzar una reunión hacen primero una mística, que es un poco una celebración, una animación para dar ánimo a la gente, que tiene alguna cosa de espiritualidad, pero que le falta una dimensión trascendente, que haga sentir que es el Espíritu de Jesús de Nazaret el que está allí con ellos.

Eso no entra en una mística del MST, ni tiene que entrar. El problema es que en los grupos de cristianos, en encuentros de fe y política, de comunidades, del CEBI, en que esas celebraciones deberían ser realmente celebraciones, se convierten un poco en escenificaciones, en espectáculos tipo mística del MST. Y por eso no se consigue alimentar nuestra espiritualidad.

Esa espiritualidad política nació junto a la Teología de la Liberación, de eso no hay duda. Pero en cuanto la Teología de la Liberación se desarrolló rápidamente, se diversificó, la espiritualidad política todavía está en sus comienzos, pues tiene dificultad de expresarse en la liturgia, en las celebraciones.

El movimiento Fe y Política, ¿podría ser un instrumento que ayudase a profundizar en esa espiritualidad política?

Es lo que yo quiero de ese movimiento. Estoy en la Coordinación Nacional del Movimiento Fe y Política y he insistido mucho en eso, en que en medio de las dificultades en que hoy vivimos, necesitamos una fuerte espiritualidad. La gran institución de la Iglesia no sabe como alimentar esa espiritualidad, sólo sabe alimentar la espiritualidad que nos lleva a la vida eterna.

Tenemos que, no digo inventar, pero sí desarrollar esa espiritualidad. Quien nos ayuda mucho es, por ejemplo, Marcelo Barros, que es un monje benedictino y que es óptimo en liturgia y una persona involucrada en las luchas sociales. Es alguien que en la práctica está desarrollando esa espiritualidad, esa manera de celebrar nuestras luchas políticas, nuestras victorias y derrotas políticas. Creo que el Movimiento Fe y Política tiene esa visión.

¿Ese Movimiento Fe y Política ha calado en la vida de la Iglesia o es un movimiento que está en un segundo plano?

El Movimiento Fe y Política, dado su carácter ecuménico, siempre prefirió existir en los límites eclesiásticos. Cuando fue creado el Centro Nacional de Fe y Política, la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, por sus siglas en portugués) creó el Centro Nacional de Fe y Política Don Helder Cámara. El nombre Fe y Política muestra el parentesco que tiene con el Movimiento. Yo estaba en la creación y gente que estaba allí están en el movimiento, pero es algo diferente.

El Movimiento no puede someterse a la disciplina eclesiástica. Estamos juntos y estamos en comunión, pero no seguimos. El hecho de que el obispo del lugar dé una orientación, esa orientación no vale para el movimiento, pues éste es ecuménico. Cuando estamos en comunión es óptimo, cuando conseguimos ponernos de acuerdo está muy bien, cuando no lo estamos el movimiento sigue su propia orientación, no enfrentándonos con el obispo, pero manteniendo las distancias, haciendo los encuentros en los espacios de universidades, sindicatos, en locales no eclesiásticos.

Como ha señalado, el movimiento Fe y Política ocupa lugares marginales, pudiendo decir que es el mismo ámbito en que se sitúan las Comunidades Eclesiales de Base. ¿Ocupar los mismos lugares lleva a una unidad de acción al Movimiento Fe y Política y a las CEBs?

Ocupan los mismos lugares, pero por razones diferentes. El Movimiento Fe y Política por una opción del movimiento y las CEBs porque no aceptan el centro. Pero, de hecho, si participas en un encuentro de Fe y Política es muy parecido con un encuentro de CEBs, inclusive la temática, la manera de exponer, las opciones políticas.

Tal vez el Movimiento Fe y Política esté más definido hacia la izquierda, en cuanto en las CEBs, en términos políticos, tenemos mayor diversidad. Pero en el espíritu general, alguien de fuera, en un Encuentro Intereclesial de CEBs y un Encuentro Nacional de Fe y Política no va a encontrar muchas diferencias.

Desde el Movimiento Fe y Política, ¿cómo se ve la situación por la que Brasil está pasando actualmente?

El movimiento, en cuanto tal, no toma ninguna postura. Pero, sin duda, si se ve en los grupos y personas que participan... El último encuentro en el mes de abril fue justamente en la semana de la terrible votación de la Moción de Censura en la Cámara, lo que es claro que repercutió en el clima del encuentro. Más de la mitad de los participantes del movimiento son militantes del PT (Partido de los Trabajadores), otra gran mayoría son ex-militantes que optaron por partidos más a la izquierda.

En este momento, el movimiento ve como una pérdida para todos nosotros el fin de la institucionalidad democrática, lo que no hay duda de que es un golpe, un golpe que fue dado y que nosotros lo sentimos como tal, lo que es malo para todos.

No es hora ni momento de hacer una crítica al PT, pues no se puede hacer en el momento en las personas están doloridas, heridas. No se puede decir en este momento que es culpa suya, pero sentimos en el movimiento que necesitamos ver mejor nuestras responsabilidades, hasta de los mismos cristianos dentro de los gobiernos de Lula y Dilma, pues pienso que con cierta facilidad nos dejamos llevar por los éxitos fáciles, como subida del salario mínimo, nuevas universidades, institutos de enseñanza muy buenos, alza del padrón de consumo... y esos éxitos nos hicieron, tal vez, ser poco críticos con los gobiernos Lula y Dilma, que tuvieron enorme responsabilidad en la despolitización del país.

El Papa Francisco ha defendido en diferentes momentos de su pontificado la necesidad de caminar junto a los movimientos sociales. Frente a esa actitud se percibe que en la Iglesia no existe ese mismo interés. Desde ahí, ¿podríamos decir que para dentro de la Iglesia, Francisco es una figura decorativa?

Decorativa, no. Para dentro de la Iglesia es una figura importante. Sin duda él está poniendo en jaque antiguas convicciones. Después de Francisco no será posible un Papa al estilo de Juan Pablo II, centralizador, que define todo. Francisco paró esa convicción de que el Papa es infalible, tiene que ser respetado siempre, porque él no está siendo respetado por sus propios auxiliares. Si eso es válido contra Francisco, valdría contra los Papas.

Él está cuestionando aquella figura del Papa que nos fue legada por Pío IX, de un Papa centralizador. Entonces no es decorativo, él está poniendo en cuestión el Papado. Además de eso, pienso que está creando en las bases de la Iglesia una sensación de alegría de ser católico, pues en los otros pontificados se asumía el ser católico casi con tristeza, cuando uno veía aquellos folletos de "soy católico, gracias a Dios", yo pensaba "soy católico, a pesar de todo", de todo lo que la Iglesia Católica es.

Francisco está dando a las bases la idea de que otro catolicismo es posible, un catolicismo más alegre, como él mismo dijo, con la Alegría del Evangelio, un catolicismo que va rompiendo con ciertas tradiciones. Yo lo veo, por ejemplo, en esas cosas pequeñas, como en la Laudato Sii, donde por primera vez una Encíclica no comienza en latín, sino en italiano, un italiano arcaico, pero en italiano. Esos cambios vienen para quedarse.

Si el sucesor de Francisco viene en la misma línea y permanece durante diez o quince años, tal vez se tengan cambios reales. Si no está en la misma línea, vamos hacia una Iglesia que se va desintegrando, como ya está sucediendo, pues ella es cada vez menos relevante. Lamentamos, por ejemplo, el silencio de la CNBB frente al golpe, aunque si se hubiese pronunciado contra el golpe, tampoco habría sido muy diferente, pues ella ya no tiene la capilaridad eclesial que tenía antes, y no estoy pensando sólo en la Iglesia de Brasil, sino del mundo, perdió esa capilaridad.

He escuchado la palabra "exculturación" frente a inculturación. Nuestra cultura, cada vez más, está poniendo del lado de fuera el Evangelio. El cristianismo cada vez está menos presente en la cultura.

Esa situación, ¿no puede ser consecuencia de la falta de unión con el mundo promovida por el clero y por muchos movimientos?

Con certeza. Hoy estamos viendo una vuelta hacia atrás en términos de espiritualidad, que es una vuelta atrás para la vida eterna. Cada vez más, el discurso de la Iglesia es el de un Dios Todopoderoso, que está en el Cielo y hace milagros y que nos llama para vivir con Él eternamente.

¿Qué es lo que uno constata? Que cada vez hay menos gente preocupada con la vida eterna, menos gente preocupada con si después de morir va para el cielo o para el infierno. Hay encuestas en las que la gente responde que no va a misa, y que si por eso va para el infierno, es algo que acepta, diciendo eso sin ningún miedo.

Una Iglesia que se queda insistiendo en la vida eterna, pierde su capacidad de influenciar en la vida cotidiana, en la moral de la sociedad. ¿Y hablando de la vida eterna, por qué todavía tiene audiencia, por qué todavía tiene público? Respondo, usando una expresión dura, que es porque sus rituales son mágicos, sus rituales producen efectos prácticos, útiles, en esta vida.

Se trata de llegar con la mano cerca de donde está el Santísimo Sacramento porque eso me va a curar y me va a resolver un problema de dejar de beber, o el problema con mi mujer o mi marido. Los rituales católicos son, cada vez más, rituales utilitarios para conseguir finalidades prácticas en este mundo. Eso es lo que la sociología clásica llama magia. Estamos viendo una Iglesia que hace rituales mágicos.

 


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domingo, 27 de noviembre de 2016

El desatino de los análisis económicos actuales

El desatino de los análisis económicos actuales

2016-11-25



Sigo con atención los análisis económicos que se realizan en Brasil y en todo el mundo. Con raras y buenas excepciones, la gran mayoría de los analistas son rehenes del pensamiento único neoliberal mundializado. Es raro que hagan una autocrítica que rompa la lógica del sistema productivista, consumista, individualista y anti-ecológico. Y aquí veo un gran riesgo ya sea para la biocapacidad del planeta Tierra o para la supervivencia de nuestra especie.

El título del libro de Jesse Souza La insensatez de la inteligencia brasileña (2015) inspiró el título de mi reflexión: "El desatino de los análisis económicos actuales".

Mi sentido del mundo me dice que podemos conocer cataclismos ecológicos y sociales de dimensiones dantescas si no tomamos absolutamente en serio dos factores fundamentales: el factor ecológico, de carácter más objetivo, y la recuperación de la razón sensible, de sesgo más subjetivo. En cuanto al factor ecológico: la mayoría de la macroeconomía todavía alimenta la falsa ilusión de un crecimiento ilimitado, en el supuesto ilusorio de que la Tierra dispone igualmente de recursos ilimitados y tiene una capacidad de recuperación ilimitada para soportar la explotación sistemática a que es sometida. La maldición del pensamiento único muestra un soberano desprecio por los efectos negativos en términos de calentamiento global, la devastación de los ecosistemas, la escasez de agua potable y otros considerados como externalidades, es decir, datos que no entran en la contabilidad de las empresas. Este pasivo se deja para que lo resuelva el estado. Lo que debe ser garantizado en cualquier forma son las ganancias de los accionistas y la acumulación de riqueza a niveles tan inimaginables que dejarían loco a Karl Marx.

La gravedad radica en el hecho de que los órganos que se ocupan del estado de la Tierra, desde las organizaciones mundiales como la ONU, a los nacionales que denuncian la creciente erosión de casi todos los elementos esenciales para la continuidad de la vida (alrededor de 13), no se tienen en cuenta. La razón es que son antisistémicos, perjudican el crecimiento del PIB y los grandes beneficios de las empresas.

Los escenarios proyectados por centros de investigación serios son cada vez más perturbadores. El calentamiento, por ejemplo, no para de aumentar como se afirmó ahora en la COP 22 de Marrakesch. La temperatura global en 2016 ha sido 1,35º C por encima de lo normal para el mes de febrero, la más alta de los últimos 40 años. Los propios científicos como David Carlson, de la Organización Meteorológica Mundial, un organismo de la ONU, declaró: "Esto es increíble... la Tierra es ciertamente un planeta alterado".

Tanto la Carta de la Tierra como la encíclica de Francisco Laudato Si: cómo cuidar de la Casa Común advierten de los riesgos que corre la vida sobre el planeta. La Carta de la Tierra (grupo animado por M. Gorbachov, en el que he participado) es contundente: «o formamos una alianza global para cuidar la Tierra y unos de otros o corremos el riesgo de destruirnos y destruir diversidad de la vida».

En los debates sobre economía, en casi todas las instancias, los riesgos y los factores ecológicos ni siquiera se nombran. La ecología no existe, incluso en las declaraciones del PT, en las que no aparece siquiera la palabra ecología. Y así, inconscientemente, hacemos un camino de no retorno, a causa de la ignorancia, irresponsabilidad y ceguera producidas por el deseo de acumulación de bienes materiales.

Donald Trump ha dicho que el calentamiento global es un engaño y que cancelará el acuerdo de París, ya firmado por Obama. Paul Krugman, Nobel de Economía, ha advertido de que tal decisión significaría un daño grave para EE.UU. y para todo el planeta.
Conclusión: o incorporamos los datos ecológicos en todo lo que hacemos, o nuestro futuro no estará garantizado. La estupidez de la economía sólo nos ciega y nos perjudica.

Pero este dato científico, resultado de la razón instrumental analítica, no es suficiente, ya que analiza y calcula friamente y entiende al ser humano fuera y por encima de la naturaleza. A la que puede explotar a su voluntad. Tenemos que completarla con el rescate de la razón sensible, la más antigua en nosotros. En ella se encuentra la sensibilidad, el mundo de los valores, la dimensión ética y espiritual. Ahí residen las motivaciones para el cuidado de la Tierra y para comprometernos en un nuevo tipo de relación amistosa con la naturaleza, sintiéndonos parte de ella y sus cuidadores, reconociendo el valor intrínseco de cada ser e inventando otra manera de satisfacer nuestras necesidades y el consumo con una sobriedad compartida y solidaria.

Tenemos que articular los dos factores, el ecológico (objetivo) y el sensible (subjetivo): de otro modo difícilmente escaparemos, tarde o temprano, de la amenaza de un colapso del sistema-vida.

Leonardo Boff




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sábado, 26 de noviembre de 2016

Muere Fidel Castro

Muere Fidel Castro


Muere Fidel Castro
26 de noviembre de 2016 - Ecclesia

«Con profundo dolor comparezco para informar a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo de que hoy, 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche,falleció el comandante en jefe de la Revolución Cubana, Fidel CastroRuz», ha confirmado el actual presidente cubano, Raúl Castro, en una alocución en la televisión cubana. Fidel Castro, el artífice de la única dictadura comunista que existe en Occidente desde hace más de medio siglo, ha muerto a los 90 años en La Habana. Dos años después de que su hermano y sucesor Raúl Castro, 85 años, y Barack Obama anunciaran el comienzo del deshielo entre Cuba y Estados Unidos para acabar con el último vestigio de la Guerra Fría. Castro reaccionó al histórico anuncio del pasado 17 de diciembre de 2014 con un «no confío en la política de Washington pero no rechazo el acercamiento» al enemigo eterno. 

El gran exportador de revoluciones se había ido apagando desde que una grave enfermedad intestinal le obligó a ceder el poder a su hermano menor y número dos en todas sus aventuras, en el verano de 2006. En las últimas fotografías con líderes internacionales se le veía encorvado, con dificultades de movilidad y se decía que el otrora astuto político a ratos perdía la lucidez.

El régimen totalitario cubano solo es superado en el tiempo por el de los Kim en Corea del Norte. Anclado en la recurrente rivalidad con EE.UU., después de ver desfilar a diez inquilinos en la Casa Blanca, Fidel Castro ha dejado a la que fue una isla próspera al borde del colapso económico. Tanto, que alrededor de dos millones de cubanos –en una isla de once millones– han abandonado el país durante estos 56 años, paradójicamente hacia EE.UU.

Con su revolución, el gran embaucador que fue Fidel Castro despertó en Cuba grandes esperanzas de acabar con la tiranía de Fulgencio Batista y dejar atrás décadas de corrupción, violencia política y pobreza para parte de la población. Lo logró el 1 de enero de 1959, después de 25 meses de lucha en Sierra Maestra. Pero en 1961 se quitó la careta, abrazó el marxismo-leninismo y a la Unión Soviética –según los cubanólogos más por oportunismo que por convicción–, y recurrió a las armas cuando fue preciso para expandir el castrismo por medio mundo.

Su poder omnímodo se resume así: primer ministro desde el triunfo de la revolución hasta 1976, en que se convierte en presidente; comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y primer secretario del Partido Comunista de Cuba. En el congreso de abril de 2011 deja oficialmente la dirección del partido único. 

Como presidente y comandante en jefe se aparta temporalmente en julio de 2006, cuando una grave enfermedad intestinal –secreto de Estado, como todo lo referente a su salud– le situó «al borde de la muerte». Desde febrero de 2008 le sustituía ya oficialmente el general Castro. Aunque tras las bambalinas muchos sostienen que no dejó de ejercer el poder y frenar la apertura del régimen hasta los últimos momentos de su vida.

Fidel Alejandro Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926 en Birán, un poblado cañero de la provincia oriental de Holguín, durante la dictadura de Gerardo Machado. Su padre, Ángel Castro Argiz, era un emigrante lucense que combatió como soldado del Ejército español contra los mambises (independentistas). Repatriado al final de la guerra, regresó a la isla y el guajiro se convirtió en un próspero terrateniente. Su segunda esposa fue Lina Ruz González, primero cocinera de la finca de Birán y luego madre de siete de sus nueve hijos, entre ellos Fidel y Raúl.

Con los jesuitas

«El Caballo», su apodo más conocido, cursó sus primeros estudios en Santiago de Cuba y La Habana. Parte con los jesuitas, que dejaron huella en un niño que, además de inteligente, ya era bastante especial. A los doce años escribió una carta a Franklin D. Roosevelt –a mano y en un inglés macarrónico– en la que tras felicitarle por su nueva victoria electoral le pedía un billete de diez dólares, porque decía que nunca había visto uno, a cambio de llevarle a una mina de hierro que le serviría para construir barcos.
Castro estudió Derecho en la Universidad de La Habana, un trampolín para lanzarse a la política. Las aulas universitarias no eran ajenas al clima de violencia política que duraba ya décadas. Siempre un hombre de acción más que un intelectual, el joven Castro participó en la frustrada invasión de Cayo Confites contra el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. En abril de 1948 viajó a Colombia para asistir a una conferencia como delegado de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y presenció el estallido del «bogotazo» con el asesinato del candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán.

A su regreso a la isla se casó con Mirta Díaz-Balart, una estudiante de Filosofía perteneciente a una conocida familia habanera. Al año siguiente nació el único hijo de esta unión, Fidel Castro Díaz-Balart («Fidelito»), que estudió física nuclear en la Unión Soviética y estuvo a cargo de algún programa oficial cubano. Mirta y Fidel se divorciaron seis años más tarde.

Pese al celo con que siempre guardó su vida privada, la leyenda en torno a este personaje histórico que a nadie deja indiferente incluye su fama de mujeriego y machista. Se cuenta que la guerrillera Celia Sánchez fue algo más que una influyente colaboradora, secretaria de la presidencia del Consejo de Ministros cuando llegaron al poder. Se dice también que se casó y vivió hasta el fin de sus días con Dalia Soto del Valle, una maestra de Trinidad, madre de cinco de sus hijos. De su aventura con Naty Revuelta, una atractiva mujer casada con un médico, nació en 1956 la rebelde Alina Fernández, exiliada en EE.UU. Se habla de un octavo hijo, Jorge Ángel, y de un noveno, Abel.

En cuanto a su trayectoria política, sus aspiraciones para llegar a la Cámara de Representantes por el Partido Ortodoxo (populista y socialdemócrata), en las elecciones fijadas para el verano de 1952, se vieron frustradas por el golpe de Estado de Batista el 10 de marzo anterior. Castro optó definitivamente por la vía revolucionaria.

El 26 de julio de 1953 dirigió el fallido asalto al cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba, dentro de un plan para asaltar dos guarniciones y provocar un levantamiento popular contra Batista. Huyó a la montaña, pero al final fue capturado y encarcelado el 1 de agosto. El desaparecido líder del castrismo ganó notoriedad en los juicios contra los asaltantes, asumió su propia defensa y pronunció la célebre frase «la historia me absolverá». Condenado a quince años, acabó en la prisión de isla de Pinos.

Sierra Maestra

Pero fue indultado el 15 de mayo de 1955, rompió oficialmente con el Partido Ortodoxo y fundó el Movimiento 26 de Julio, la fecha del asalto al Moncada. Con una ideología nacionalista, antiimperialista, demócrata en apariencia, fundada en las ideas del prócer José Martí, fue la organización más destacada en la lucha contra Batista desde Sierra Maestra. Ese año se exilió en México, donde conoció a Ernesto «Che» Guevara y planeó la expedición del yate «Granma».
Los 82 guerrilleros desembarcaron el 2 de diciembre de 1956 en la costa sur de Oriente. La llegada del «Granma» debía coincidir con asaltos en Santiago de Cuba. Sin embargo, la expedición de Castro se retrasó dos días, las tropas de Batista ya estaban en alerta y fueron recibidos con fuego desde una fragata. Los rebeldes desembarcaron como pudieron y los supervivientes huyeron a Sierra Maestra. El espíritu revolucionario que debía propagarse como la pólvora se esfumó y comenzaron 25 largos meses de guerra de guerrillasque no figuraban entre los planes del comandante.

Durante esos años, el luego dictador cubano siempre trató de doblegar a los distintos frentes, entre los que había comunistas y demócratas. Un Ejército Rebelde de unos 800 hombres escasos de pertrechos frente a los 70.000 militares armados hasta los dientes. Para tranquilizar los ánimos, en 1957 Castró lanzó el Manifiesto de Sierra Maestra, en el que se comprometía a celebrar elecciones. Otra cosa era cumplirlo al llegar al poder. A finales de diciembre de 1958 cayó la primera ciudad en manos rebeldes, Santa Clara, y Batista huyó esa misma Nochevieja.

La paloma en el hombro

Después de proclamar el triunfo de la revolución el 1 de enero de 1959 desde Santiago, el Castro barbudo de los largos discursos y el uniforme verde oliva entró triunfante en La Habana una semana después. Sus seguidores vieron como un símbolo providencial que ese día una paloma blanca se posara en su hombro. Muchos cubanos esperaban la llegada de un Mesías en ese momento de la historia del país, como explica el escritor Carlos Alberto Montaner en «Viaje al corazón de Cuba».

La paz duró poco. Los tribunales revolucionarios comenzaron a juzgar sin garantías a militares y colaboradores de la dictadura de Batista. Decenas de cubanos fueron condenados a muerte y ejecutados. Fidel Castro sabía ya la importancia de la represión y el miedo para mantenerse en el poder. Así surgió poco después la temida policía política y los efectivos Comités de Defensa de la Revolución (CDR) para denunciar desde el mismo barrio a los «enemigos» de la revolución. Una de las razones de la longevidad del régimen.

Cinco meses después, Fidel Castro destapó una nueva carta sobre la dirección que tomaba su régimen y decretó la primera reforma agraria. Le siguieron la toma de refinerías por negarse a procesar petróleo soviético, de ingenios azucareros, empresas, propiedades urbanas… que afectaba a intereses cubanos y extranjeros. En el otoño de 1959 la Administración Eisenhower empezó a tomar las primeras medidas contra el incipiente gobierno totalitario.

Bajo el mandato de John F. Kennedy, Castro destapó la carta definitiva. El 16 de abril de 1961 anunció que la revolución era socialista; ese 1 de diciembre abrazó el marxismo-leninismo y se lanzó irremediablemente en los brazos de la URSS. Las anómalas relaciones entre los dos países vecinos desde la independencia cubana no podían ir peor, con episodios como Bahía de Cochinos, la Crisis de los Misiles y la imposición del embargo económico contra la isla el 7 de febrero de 1962. Mientras EE.UU. es el «enemigo útil»para el castrismo, el embargo es la «excusa perfecta» para justificar las consecuencias de un modelo económico que «nunca ha funcionado», coinciden varios analistas.
Poco antes del fin de la ayuda económica, militar y política de la URSS en 1991 surgió el primer signo de ruptura en las filas castristas: la ejecución del general Arnaldo Ochoa y otros tres militares en 1989 en una trama de corrupción y narcotráfico. «La ejecución de Ochoa conmovió a Cuba como ningún otro hecho desde la revolución comunista de 1959», escribe el periodista Andrés Oppenheimer en «La hora final de Castro». Para el «máximo líder» tan inquietantes eran las pruebas de narcotráfico en poder de la DEA (agencia antidrogas estadounidense) como las grabaciones de la contrainteligencia cubana en las que el «héroe de la revolución» Ochoa y otros condenados ante un tribunal militar se burlaban de los hermanos Castro y hablaban de un modo positivo sobre Mijail Gorbachov y la perestroika.

Con el desmoronamiento de la URSS, Fidel Castro decretó en 1991 el llamado «periodo especial» con sus asfixiantes restricciones y buscó la supervivencia económica en el turismo, la biotecnología, las remesas de los cubanoamericanos y en algunas reformas, aunque luego diera marcha atrás. Pero con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia venezolana, su mentor político recibió un nuevo balón de oxígeno en forma de divisas y petróleo.

La oposición

Mientras una disidencia cada vez más numerosa y organizada denuncia la dramática situación económica y las reiteradas violaciones a los derechos humanos y a las libertades, los simpatizantes del castrismo valoran sus logros en educación, sanidad, deporte y ciencia.

Ateo y excomulgado por el Papa Juan XXIII, el líder de la revolución se reunió con Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco durante las visitas pastorales que llevaron oxígeno a los ciudadanos. Pero Cuba no se abrió al mundo, como le pidió el Pontífice polaco en 1998, hasta que su régimen vio peligrar los subsidios de Venezuela y comenzó el deshielo con EE.UU. Muerto el tirano, le llega la oportunidad histórica de emprender una verdadera apertura política y económica.
Vía: abc.es



DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LOS CONSEJOS DE ESTADO Y DE MINISTROS, EN LA CEREMONIA DE BIENVENIDA A SU SANTIDAD  JUAN PABLO II, EFECTUADA EN EL AEROPUERTO INTERNACIONAL "JOSE MARTI", EN CIUDAD DE LA HABANA, EL 21 DE ENERO DE 1998.
(VERSIONES TAQUIGRAFICAS – CONSEJO DE ESTADO)

Santidad:
La tierra que usted acaba de besar se honra con su presencia.  No encontrará aquí aquellos pacíficos y bondadosos habitantes naturales que la poblaban cuando los primeros europeos llegaron a esta isla.  Los hombres fueron exterminados casi todos por la explotación y el trabajo esclavo que no pudieron resistir; las mujeres, convertidas en objeto de placer o esclavas domésticas.  Hubo también los que murieron bajo el filo de espadas homicidas, o víctimas de enfermedades desconocidas que importaron los conquistadores.  Algunos sacerdotes dejaron testimonios desgarradores de su protesta contra tales crímenes.
A lo largo de siglos, más de un millón de africanos cruelmente arrancados de sus lejanas tierras ocuparon el lugar de los esclavos indios ya extinguidos.  Ellos hicieron un considerable aporte a la composición étnica y a los orígenes de la actual población de nuestro país, donde se mezclaron la cultura, las creencias y la sangre de todos los que participaron en esta dramática historia.
La conquista y colonización de todo el hemisferio se estima que costó la vida de 70 millones de indios y la esclavización de 12 millones de africanos.  Fue mucha la sangre derramada y muchas las injusticias cometidas, gran parte de las cuales, bajo otras formas de dominación y explotación, después de siglos de sacrificios y de luchas, aún perduran.

Cuba, en condiciones extremadamente difíciles, llegó a constituir una nación.  Luchó sola con insuperable heroísmo por su independencia.  Sufrió por ello hace exactamente 100 años un verdadero holocausto en los campos de concentración, donde murió una parte considerable de su población, fundamentalmente mujeres, ancianos y niños; crimen de los colonialistas que no por olvidado en la conciencia de la humanidad dejó de ser monstruoso.  Usted, hijo de Polonia y testigo de Oswiecim, lo puede comprender mejor que nadie.

Hoy, Santidad, de nuevo se intenta el genocidio, pretendiendo rendir por hambre, enfermedad y asfixia económica total a un pueblo que se niega a someterse a los dictados y al imperio de la más poderosa potencia económica, política y militar de la historia, mucho más poderosa que la antigua Roma, que durante siglos hizo devorar por las fieras a los que se negaban a renegar de su fe.  Como aquellos cristianos atrozmente calumniados para justificar los crímenes, nosotros, tan calumniados como ellos, preferiremos mil veces la muerte antes que renunciar a nuestras convicciones.  Igual que la Iglesia, la Revolución tiene también muchos mártires.

Santidad, pensamos igual que usted en muchas importantes cuestiones del mundo de hoy y ello nos satisface grandemente; en otras, nuestras opiniones difieren, pero rendimos culto respetuoso a la convicción profunda con que usted defiende sus ideas.
En su largo peregrinaje por el mundo, usted ha podido ver con sus propios ojos mucha injusticia, desigualdad, pobreza; campos sin cultivar y campesinos sin alimentos y sin tierra; desempleo, hambre, enfermedades, vidas que podrían salvarse y se pierden por unos centavos; analfabetismo, prostitución infantil, niños trabajando desde los seis años o pidiendo limosnas para poder vivir; barrios marginales donde viven cientos de millones en condiciones infrahumanas; discriminación por razones de raza o de sexo, etnias enteras desalojadas de sus tierras y abandonadas a su suerte; xenofobia, desprecio hacia otros pueblos, culturas destruidas o en destrucción; subdesarrollo, préstamos usurarios, deudas incobrables e impagables, intercambio desigual, monstruosas e improductivas especulaciones financieras; un medio ambiente que es destrozado sin piedad y tal vez sin remedio; comercio inescrupuloso de armas con repugnantes fines mercantiles, guerras, violencia, masacres; corrupción generalizada, drogas, vicios y un consumismo enajenante que se impone como modelo idílico a todos los pueblos.

Ha crecido la humanidad solo en este siglo casi cuatro veces.  Son miles de millones los que padecen hambre y sed de justicia; la lista de calamidades económicas y sociales del hombre es interminable.  Sé que muchas de ellas son motivo de permanente y creciente preocupación de Su Santidad.

Viví experiencias personales que me permiten apreciar otros aspectos de su pensamiento.  Fui estudiante de colegios católicos hasta que me gradué de bachiller.  Me enseñaban entonces que ser protestante, judío, musulmán, hindú, budista, animista o partícipe de otras creencias religiosas, constituía una horrible falta, digna de severo e implacable castigo.  Más de una vez incluso, en algunas de aquellas escuelas para ricos y privilegiados, entre los que yo me encontraba, se me ocurrió preguntar por qué no había allí niños negros, sin que haya podido todavía olvidar las respuestas nada persuasivas que recibía.

Años más tarde el Concilio Vaticano II, convocado por el Papa Juan XXIII, abordó varias de estas delicadas cuestiones.  Conocemos los esfuerzos de Su Santidad por predicar y practicar los sentimientos de respeto hacia los creyentes de otras importantes e influyentes religiones que se han extendido por el mundo.  El respeto hacia los creyentes y no creyentes es un principio básico que los revolucionarios cubanos inculcamos a nuestros compatriotas.  Esos principios han sido definidos y están garantizados por nuestra Constitución y nuestras leyes.  Si alguna vez han surgido dificultades, no ha sido nunca culpa de la Revolución.

Albergamos la esperanza de que algún día en ninguna escuela de cualquier religión, en ninguna parte del mundo, un adolescente tenga que preguntar por qué no hay en ella un solo niño negro, indio, amarillo o blanco.

Santidad:
Admiro sinceramente sus valientes declaraciones sobre lo ocurrido con Galileo, los conocidos errores de la Inquisición, los episodios sangrientos de las Cruzadas, los crímenes cometidos durante la conquista de América, y sobre determinados descubrimientos científicos no cuestionados hoy por nadie que, en su tiempo, fueron objeto de tantos prejuicios y anatemas.  Hacía falta para ello la inmensa autoridad que usted ha adquirido en su Iglesia.
¿Qué podemos ofrecerle en Cuba, Santidad?  Un pueblo con menos desigualdades, menos ciudadanos sin amparo alguno, menos niños sin escuelas, menos enfermos sin hospitales, más maestros y más médicos por habitantes que cualquier otro país del mundo que Su Santidad haya visitado; un pueblo instruido al que usted puede hablarle con toda la libertad que desee hacerlo, y con la seguridad de que posee talento, elevada cultura política, convicciones profundas, absoluta confianza en sus ideas y toda la conciencia y el respeto del mundo para escucharlo.  No habrá ningún país mejor preparado para comprender su feliz idea, tal como nosotros la entendemos y tan parecida a la que nosotros predicamos, de que la distribución equitativa de las riquezas y la solidaridad entre los hombres y los pueblos deben ser globalizadas.

Bienvenido a Cuba (APLAUSOS).



JUAN PABLO II
Discurso en la ceremonia de llegada a La Habana
21 de Enero 1998

Señor Presidente,
Señor Cardenal y Hermanos en el Episcopado,
Excelentísimas Autoridades,
Miembros del Cuerpo Diplomático,
Amadísimos hermanos y hermanas de Cuba:
  1. Doy gracias a Dios, Señor de la historia y de nuestros destinos, que me ha permitido venir hasta esta tierra, calificada por Cristóbal Colón como «la más hermosa que ojos humanos han visto». Al llegar a esta Isla, donde fue plantada hace ya más de quinientos años la Cruz de Cristo —cruz celosamente conservada hoy como un tesoro en el templo parroquial de Baracoa, en el extremo oriental del País— saludo a todos con particular emoción y gran afecto.
Ha llegado el feliz día, tan largamente deseado, en que puedo corresponder a la invitación que los Obispos de Cuba me formularon hace ya algún tiempo, invitación que el Señor Presidente de la República me hizo también y que reiteró personalmente en el Vaticano con ocasión de su visita el mes de noviembre de 1996. Me llena de satisfacción visitar esta Nación, estar entre Ustedes y poder compartir así unas jornadas llenas de fe, de esperanza y de amor.
  1. Me complace dirigir mi saludo en primer lugar al Señor Presidente Dr. Fidel Castro Ruz, que ha tenido el gesto de venir a recibirme y al cual deseo manifestar mi gratitud por sus palabras de bienvenida. Expreso igualmente mi reconocimiento a las demás autoridades aquí presentes, así como al Cuerpo Diplomático y a los que han ofrecido su valiosa cooperación para preparar esta Visita pastoral.
Saludo entrañablemente a mis Hermanos en el Episcopado; en particular, al Señor Cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de La Habana, y a cada uno de los demás Obispos cubanos, así como a los que han venido de otros Países para participar en los actos de esta Visita pastoral y así renovar y fortalecer, como tantas veces, los estrechos vínculos de comunión y afecto de sus Iglesias particulares con la Iglesia que está en Cuba. En este saludo mi corazón se abre también con gran afecto a los queridos sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, catequistas y fieles, a los que me debo en el Señor como Pastor y Servidor de la Iglesia Universal (cf. Const. dogm. Lumen gentium, 22). En todos ellos veo la imagen de esta Iglesia local, tan amada y siempre presente en mi corazón, sintiéndome muy solidario y cercano a sus aspiraciones y legítimos deseos. Quiera Dios que esta Visita que hoy comienza sirva para animarlos a todos en el empeño de poner su propio esfuerzo para alcanzar esas expectativas con el concurso de cada cubano y la ayuda del Espíritu Santo. Ustedes son y deben ser los protagonistas de su propia historia personal y nacional.
Asimismo saludo cordialmente a todo el pueblo cubano, dirigiéndome a todos sin excepción: hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, adolescentes y niños; a las personas que encontraré y a las que no podrán acudir por diversos motivos a las diferentes celebraciones.
  1. Con este Viaje apostólico vengo, en nombre del Señor, para confirmarlos en la fe, animarlos en la esperanza, alentarlos en la caridad; para compartir su profundo espíritu religioso, sus afanes, alegrías y sufrimientos, celebrando, como miembros de una gran familia, el misterio del Amor divino y hacerlo presente más profundamente en la vida y en la historia de este noble pueblo, sediento de Dios y de valores espirituales que la Iglesia, en estos cinco siglos de presencia en la Isla, no ha dejado de dispensar. Vengo como peregrino del amor, de la verdad y de la esperanza, con el deseo de dar un nuevo impulso a la labor evangelizadora que, aun en medio de dificultades, esta Iglesia local mantiene con vitalidad y dinamismo apostólico caminando hacia el Tercer Milenio cristiano.
  2. En el cumplimiento de mi ministerio, no he dejado de anunciar la verdad sobre Jesucristo, el cual nos ha revelado la verdad sobre el hombre, su misión en el mundo, la grandeza de su destino y su inviolable dignidad. A este respecto, el servicio al hombre es el camino de la Iglesia. Hoy vengo a compartir con Ustedes mi convicción profunda de que el Mensaje del Evangelio conduce al amor, a la entrega, al sacrificio y al perdón, de modo que si un pueblo recorre este camino es un pueblo con esperanza de un futuro mejor. Por eso, ya desde los primeros momentos de mi presencia entre Ustedes, quiero decir con la misma fuerza que al inicio de mi Pontificado: «No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo», dejen que Él entre en sus vidas, en sus familias, en la sociedad, para que así todo sea renovado. La Iglesia repite este llamado, convocando sin excepción a todos: personas, familias, pueblos, para que siguiendo fielmente a Jesucristo encuentren el sentido pleno de sus vidas, se pongan al servicio de sus semejantes, transformen las relaciones familiares, laborales y sociales, lo cual redundará siempre en beneficio de la Patria y la sociedad.
  3. La Iglesia en Cuba ha anunciado siempre a Jesucristo, aunque en ocasiones haya tenido que hacerlo con escasez de sacerdotes y en circunstancias difíciles. Quiero expresar mi reconocimiento a tantos creyentes cubanos por su fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al Papa, así como por el respeto demostrado hacia las tradiciones religiosas más genuinas aprendidas de los mayores, y por el valor y perseverante espíritu de entrega que han testimoniado en medio de sus sufrimientos y anhelos. Todo ello se ha visto recompensado en muchas ocasiones con la solidaridad mostrada por otras comunidades eclesiales de América y del mundo entero. Hoy, como siempre, la Iglesia en Cuba desea poder disponer del espacio necesario para seguir sirviendo a todos en conformidad con la misión y enseñanzas de Jesucristo.
Amados hijos de la Iglesia católica en Cuba: sé bien cuánto han esperado el momento de mi Visita, y saben cuánto lo he deseado yo. Por eso acompaño con la oración mis mejores votos para que esta tierra pueda ofrecer a todos una atmósfera de libertad, de confianza recíproca, de justicia social y de paz duradera. Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba, para que este pueblo, que como todo hombre y nación busca la verdad, que trabaja por salir adelante, que anhela la concordia y la paz, pueda mirar el futuro con esperanza.
  1. Con la confianza puesta en el Señor y sintiéndome muy unido a los amados hijos e hijas de Cuba, agradezco de corazón esta calurosa acogida con la que se inicia mi Visita pastoral, que encomiendo a la maternal protección de la Santísima Virgen de la Caridad del Cobre. Bendigo de corazón a todos, y de modo particular a los pobres, los enfermos, los marginados y a cuantos sufren en el cuerpo o en el espíritu.

¡Alabado sea Jesucristo! Muchas gracias.

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